sábado, 21 de enero de 2017

LEYENDAS CUENCANAS


EL CURA SIN CABEZA


"Esta leyenda también es común en varias ciudades interandinas del país; se cuanta que en otra época vivía un sacerdote de escandalosas costumbres, que mantuvo relaciones con numerosas beatas. Cuando el cura murió su cabeza fue cortada y se la llevaron los demonios", manifestó Jorge Castillo.

Desde entonces, el alma del Cura recorría las calles de Cuenca por las noches, buscando inútilmente su cabeza. Una versión mas picaresca de la leyenda asegura que el curita tenia la cabeza en su sitio, pero tan buena era que, para evitar miradas indiscretas cuando salía a sus andanzas ocultaba el cráneo bajo un manto, y de este modo se asimilaba a una alta figura decapitada. El propio sacerdote se encargaba de propagar la versión de "aparecido" para que sus buenos feligreses se abstuvieran de fisgonear por las noches.




------------------------------------------------------

EL FAROL DE LA VIUDA


Esta leyenda se suscitaba en el barrio de El Vado. Un figura femenina con el rostro cubierto y supuestamente demacrado que solo se hacía notar por las noches cargando un farol que rompía con la oscuridad. Se dice que vivía en una casa abandonada en este barrio y que al igual que el cura, usaba este artilugio para espantar a los curiosos mientras tenía sus encuentros amorosos por las noches.


He aquí lo que dice el Dr. Ochoa Alvear:

“El pueblo manifiesta que el Farol de la Viuda era una mujer que pasadas las doce de la noche, seguía el curso del agua, buscando el alma de su tierna hija, a quien había matado y abandonado en una quebrada, por cuanto ella tuvo un nuevo amor y la presencia de su hija le servía de obstáculo para su nuevo cariño…”


La fémina viuda, realizaba, por decirlo así, una “hazaña heroica”, pues tenia que habérselas, muchas veces con riesgos donde podía hasta perder la vida o por lo menos su farol, que era su escudo o su alfanje, porque en más de una ocasión tuvo que habérselas con los canes de los llanos de “Taita Chavaco”; ya que sus muecas adquirían gestos caricaturales y jocosos cuando a veces a la luz de la luna, la noche era alumbrada por sus amarillentos rayos, que dejaban ver el rostro de la heroína y viuda, su faz demacrada.


Y, cuando ella apareció al tablado de sus andanzas era una época de transición, y entre la imaginación primitiva, esto es, cuando la lógica no había empezado a trabajar, entró la era de investigar y aun, de crear leyendas propiamente dichas de carácter histórico-literario.


La viuda alegre, cuya compañía y hasta cierto punto custodia, era el farol que se adelantaba a ella, iluminándole el camino fragoso por el que transitaba, hasta entrar en su aposento, que decía que estaba ubicado en el barrio del Vado, tan proclive a las apariciones y fantasmas tétricos y donde había además junto a la Cruz, la Casa de los Ruidos, que luego de algunas averiguaciones se llegó a la conclusión de que aquellos ruidos eran producidos desde fuera, porque un conocido doctorcito de la época, y muy connotado de día, y un gagón por la noche, lanzaba unas cuantas piedrecillas a la ventana que daba al aposento de su “querida”. Señalemos además que el amante furtivo tenía a flor de labios estas coplas, para garantizar a su amada que siempre la quería ver, claro está en la oscuridad de la noche, -con paradoja y todo-:


                                                                                                   Anoche me fui por verte 
Por encima del tejado, 

Salió tu mama y me dijo 

Este gato está cebado…. 

O esta otra más enjundiosa: 

Anoche me fui por verte 

Por debajo del canayuyo, 

    Salió tu mama y me dijo 
                                                    Todo lo de mi hija es tuyo…



------------------------------------------------------


EL PERRO ENCADENADO


Este monstruo sobrenatural, no era mas que según la beatas de entonces, la encarnación del demonio, porque era un perro con cuernos y de sus ojos nacían ascuas que encandilaban en las tinieblas, y que dios había consentido que salieran del infierno, para ver asustados un tanto a frailes y “curuchupas”, que eran el azote de la incipiente sociedad cuencana; y que eran los transeúntes de las noches, en sus andanzas amorosas.


Este enorme animal, arrastraba una pesada cadena por los barrios por los que andaba y producía un gran estruendo que hacia temblar de los nervios a quienes lo escuchaban, de tiempo en tiempo emitía un sonido similar a la de un aullido, eran tan funestos que a veces coincidían con los graznidos de un búho.

Estos sonidos eran de mal augurio, sobre todo para los campesinos o indígenas, pues seguro quien los percibía estaba para morir muy pronto, por lo que un jocoso e ilustre bardo decía:

El búho grazno,
el perro aúlla,
el indio muere;
parece chanza
pero sucede…

                  --------------------------------------------------------


LOS GAGONES

El gagón es un ser imaginario, al que generalmente le atribuían la figura de un perro blanco falderillo. Este animal según aseguraba la gente aparecía tan solo por la noche y daba gemidos semejantes a los que produce un niño recién nacido, se dejaba ver cuando las parejas mantenían relaciones ilícitas; personas de parentesco muy cercano entre si o si eran compadres de sangre.

Por eso se cantaba; 

“Compadre que a la comadre
no le mece las caderas
no es compadre de a de veras” 

Había quienes guardaban la firme creencia de que si lograba coger un gagón y se lo teñía de negro con un carbón arriba de los ojos, al otro día aparecía la tizne frente de quienes vivían amancebados.

Se cuenta que estos animalitos que eran tan blancos como un copo de nieve, pululaban ordinariamente por las veras de los acueductos que conducían las aguas que movían los molinos de “mama Miche Machuca”, lugar en donde se escondían o mejor desaparecían, luego de sus andanzas por los barrios donde se albergaban ciertas parejas, para sus fines sensuales. La casa y molinos de esta señora estaban ubicados casi al terminarse la calle Larga.



No hay comentarios:

Publicar un comentario