sábado, 21 de enero de 2017

LEYENDAS GUAYAQUILEÑAS




LA VIUDA DEL TAMARINDO 



Era un tamarindo antiguo que existía donde era la quinta Pareja. La quinta Pareja quedaba donde es ahora la Clínica Guayaquil. Las calles exactamente creo que son: Tomás Martínez y General Córdova, en esa área. En esa época era una finca. No era una quinta. Se llamaba quinta y era un lugar abandonado y los tunantes, o sea las personas que andaban tras del trago, iban solos, y en camino a casa, miraban una mujer vestida de negro que parecía muy bella. 

En ese tiempo no había pues mayor alumbrado. Entonces el tunante, pues, éste que estaba, seguía ¿no? seguía, perseguía a la viuda ésta, a la aparición ésta, y ésta lo llevaba siempre a un tamarindo añoso lo llevaba allí. Cuando él iba pues, cuando él llegaba ya casi al pie del tamarindo y luego se volteaba y la viuda había sido una calavera de la muerte! Una calavera, de decir: itremenda! El tunante caía echando espuma por la boca.




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VICTOR EMILIO ESTRADA Y 
EL PACTO CON EL DEMONIO

Dice la leyenda que Víctor Emilio Estrada (ex presidente del Ecuador en 1911) era un hombre de fortuna, acaudalado y de sapiencia, todo un caballero de fina estampa. Las personas de esa época decían que el caballero había hecho un pacto con el Diablo, y que cuando muriera él mismo vendría a su tumba a llevárselo. Víctor Emilio Estrada construyó una tumba de cobre para que el Demonio no invadiera su descanso. 

Al morir fue enterrado en su tumba de cobre, una de las más grandes del cementerio de Guayaquil. El Demonio quiso llevarse su alma al infierno como habían pactado, pero en vista de que no pudo éste lo maldijo y dejó varios demonios de custodios fuera de su tumba para que lo vigilaran y no lo dejaran descansar en paz. 

Desde ese día Víctor Emilio Estrada no descansa en paz y todas las noches sale a las 23 horas con su sombrero de copa y su traje de gala por la puerta uno del famoso cementerio de Guayaquil, a conversar con las personas que se detienen a coger el bus en la parada.




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LA DAMA TAPADA

Se dice que la Dama Tapada, es un ser de origen desconocido que se aparecía en horas cercanas a la medianoche a las personas que frecuentaban callejones no muy concurridos. 


Según las historias relatadas por muchas personas acerca de estos acontecimientos, una extraña joven se les aparecía, vistiendo un elegante vestido de la época, con sombrilla, pero algo muy particular en ella era que llevaba su rostro tapado con un velo, el cual no permitía que las víctimas la reconocieran. Al estar cerca de la Dama, se dice que despedía a su entorno una fragancia agradable, y por ello, casi todos los que la veían quedaban impactados al verla y estar cerca de ella. 



Hacía señales para que la siguiesen y, en trance, las víctimas accedían a la causa pero ella no permitía que se les acercara lo suficiente. Así, los alejaba del centro urbano y en lugares remotos empezaba a detenerse. Posteriormente cuando las víctimas se le acercaban a descubrirle el rostro un olor nauseabundo contaminaba el ambiente, y al ver su rostro apreciaban un cadáver aún en proceso de putrefacción, la cual tenía unos ojos que parecían destellantes bolas de fuego. 



La mayoría de las víctimas morían, algunos por el susto y otros por la pestilente fragancia que emanaba el espectro al transformarse. Muy pocos sobrevivían y en la cultura popular los llamaban tunantes. Desde aquellos acontecimientos, hay quienes dicen que posteriormente aun transita por los callejones por las noches.


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EL ATAUD AMBULANTE 


Por las noches y en los ríos que se juntan para formar el gran Guayas, frecuentemente se observa un ataúd flotando en las oscuras aguas, con la tapa levantada y una gran vela en la cabecera que ilumina los dos cadáveres que yacen en su interior. Ahí descansan los cuerpos de la princesa Mina y su hijo.

Mina fue hija del último de los caciques de los daulis: Chauma. A sus espaldas, y en contra del parecer de supadre, ella se enamoró de un español con quien se caso en secreto. Su padre, al conocer la noticia, se molestó mucho porque los españoles habían matado a sus antepasados y despojado a su pueblo de sus tierras. Lleno de ira mal dijo a su hija por casarse con un enemigo y convertirse en cristiana. La maldición de  Chauma condenó al espíritu de Mina a no tener descanso después de que se separara de su cuerpo. 

Luego de unos días, Mina, abrumada por la melancolía que le provocó la huida de su casa y al conocer la muerte de su padre cuando éste se disponía a asaltar la ciudad de Guayaquil, falleció dando a luz a su primogénito que también nació muerto. Su esposo dio cumplimiento al último deseo de la princesa que, presintiendo un triste desenlace, pidió que al morir no la enterrase sino que, colocada dentro de un ataúd, la dejase en el río con la tapa de la caja levantada. Apenas su esposo abandonó el ataúd en el río, éste, en vez de hundirse permaneció en la superficie y partió como una flecha a la ribera más lejana. Cuando llegó, se dirigió de inmediato hacia la otra orilla y así indefinidamente, al mismo tiempo que apareció una vela encendida en su cabecera para poder ver los cadáveres.

Desde entonces, ciertas noches, se observa el ataúd por los ríos Daule y Babahoyo. Muchos navegantes aseguran haber visto con claridad los dos cadáveres y una nube de moscas que los rodea, sobre todo en la noche del 25 de febrero, aniversario del deceso de la princesa, cuando por única vez el ataúd se queda quieto en la superficie de la gua ofreciendo a los curiosos la oportunidad de contemplarlo.




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